La industria de los servicios lingüísticos y la crisis del coronavirus

La pandemia ocasionada por el coronavirus ha tenido inevitablemente un efecto nefasto en todos los ámbitos de nuestra sociedad a nivel mundial. En los últimos meses, hemos visto como esta emergencia sanitaria obligó a cada gobierno local a aplicar medidas drásticas para aplacar la propagación de la COVID-19, como son el cierre de fronteras, la limitación a la libertad de tránsito y la interrupción de diversas actividades empresariales. Sin embargo, a pesar de estas restricciones, cabe destacar que según los estudios más recientes del mercado, la industria de la traducción e interpretación ha demostrado ser una actividad “a prueba de confinamiento”.

La industria global de servicios lingüísticos multilingües (que incluye a la traducción, interpretación, subtitulado, localización, entre otros) es un mercado que mueve alrededor de US$ 24.4 mil millones. Si bien, al inicio de la crisis, la mayoría de proveedores de servicios lingüísticos reflejaba una sólida posición financiera, durante la pandemia fue sumamente necesario lograr una transición fluida al trabajo remoto con el fin de garantizar la continuidad de los servicios. No obstante, en abril de este año se reportó que casi un 45% de traductores e intérpretes alrededor del mundo habían sufrido una caída considerable en sus ingresos, especialmente en el caso de los profesionales dedicados a la industria del turismo, uno de los sectores más afectados por la pandemia. Todo lo contrario ocurrió con los profesionales que se desempeñan en el campo de la traducción médica, debido a la necesidad de servicios de interpretación en hospitales y de traducción de material relacionado con la pandemia, así como los que se desempeñan en el campo de la traducción económico-jurídica, a causa del impacto que esta coyuntura generó a nivel empresarial.

Ahora bien, si hablamos específicamente de los servicios de interpretación, si bien existía cierta resistencia para “modernizar” esta actividad, a consecuencia de la pandemia los clientes se vieron obligados a cancelar o reprogramar reuniones, conferencias y congresos o, en todo caso, a trasladar estos eventos a entornos enteramente virtuales, dando paso a lo que se denomina “interpretación remota” (interpretación mediante video o por teléfono). Al experimentar los beneficios de los eventos virtuales, se cree que muchos clientes se inclinarán a implementar esta modalidad con mayor frecuencia ya que el intérprete puede encontrarse en casa o en una oficina y los participantes pueden oír al intérprete en cualquier dispositivo mediante plataformas especializadas de fácil acceso, lo que permitiría a los organizadores reducir los costos de alquiler de espacios y de traslados.

Se puede apreciar entonces que la pandemia originada por la COVID-19 no hizo sino acelerar un proceso de “modernización” de los servicios lingüísticos que en realidad ya se encontraba en curso y que ahora ha logrado proyectarse como una opción viable y rentable que beneficia no sólo a los usuarios sino también a los proveedores. Asimismo, si algo podemos aprender de esta situación es que tanto los traductores e intérpretes como los profesionales de todas las industrias serán capaces de sobrellevar esta incertidumbre en la medida en que estén dispuestos a flexibilizar su trabajo, establecer una comunicación abierta con sus clientes y ofrecer soluciones ágiles que nos permitan a todos identificar oportunidades para superar esta crisis en un futuro próximo.