¿La SUNAT realmente incentiva la formalidad con la tecnología?

La iniciativa de la SUNAT para incentivar el uso de los libros electrónicos en las empresas parecía una buena solución para los contribuyentes. Este cambio tecnológico, inicialmente ha permitido incrementar la eficiencia en el uso del tiempo del personal encargado de procesar la contabilidad. La impresión física de libros oficiales de contabilidad demandaba horas en procesos como cruce de sumas entre libros y saldos, validaciones de la correlatividad de los folios y cruce contra las declaraciones juradas presentadas a SUNAT. Esta iniciativa podría haber logrado que las empresas se vuelvan eficaces al contar oportunamente con los libros y registros exigidos por las normas tributarias. Finalmente, este cambio tecnológico significó una disminución de gastos.  Ahora no se debe incurrir en gastos de legalización de hojas, foliado de hojas, traslados a la notaría, horas hombre en labores de impresión y consumos de papel entre otros insumos.

Sin embargo, con las formalidades establecidas, no sólo es importante contar con los libros electrónicos y observar las reglas de fehaciencia, causalidad, uso de medios de pago, valor de mercado y límites para la deducibilidad del gasto. Ahora, hay que tener mucho cuidado con el uso de códigos y tablas establecidas en los libros electrónicos, un error podría acarrear una multa de hasta S/. 47,400 (sanción equivalente al 0.3% de Ingresos Netos Anuales y no podrá ser menor a 10% de la UIT ni mayor a 12 UIT). Además, desde la implementación de los libros electrónicos en el año 2010, la SUNAT ha emitido cerca de 25 nuevas actualizaciones que incluyen correcciones, mejoras y cambios en la información solicitada. Cada nueva versión obliga a las empresas (contribuyentes formales) a efectuar correcciones en sus sistemas contables. En términos monetarios las empresas que utilizan un ERP son las más afectadas ya que estos desarrollos son costosos.  Asimismo, un equívoco  o la falta de información solicitada en los libros podrían conllevar a un gasto significativo por multa. Entonces esta mejora tecnológica pierde sentido desde el punto de vista económico. Para el empresario formal, se convierte en un riesgo que debe controlar para evitar el pago de multas y debe contratar asesores tecnológicos y tributarios para analizar cada cambio que la SUNAT indique.

Asimismo, no es posible que en plena época de globalización y uso pleno de las NIIF en el Perú, los contadores deban seguir distraídos en registrar “códigos” ya que la SUNAT, con la finalidad de uniformizar el criterio en la anotación de las transacciones contables ha establecido más de 28 tablas de códigos.  La legislación referida a libros y registros vinculados a asuntos tributarios ha establecido tantas formalidades, que procesar la contabilidad de acuerdo a NIIF se ha convertido en una labor titánica y lo que es peor, las sanciones, a pesar de su aplicación discrecional,  podrían ser excesivas.

Sabemos que hay nuevos vientos en el ente fiscalizador y que el nuevo Gobierno desea incentivar la formalidad de los informales.  Sin embargo, si la SUNAT sigue con estos cambios y no establece una estructura definitiva a la información que deben contener los libros electrónicos, el empresario formal seguirá siendo afectado para cumplir con las normas tributarias, lo cual definitivamente desalienta, entre otras cosas, a la formalización de los informales.