COVID-19: ¿Cómo manejar los efectos financieros en las empresas?

Desde que a principios de febrero de 2020 se agudizara la interrupción de la cadena de suministros de muchas empresas cuyos proveedores eran compañías chinas, hasta el momento en que los gobiernos ordenaran la inmovilización social en sus países para frenar la propagación acelerada de la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19) y evitar que sus sistemas de salud colapsen, los responsables de dirigir las empresas vienen tomando y calibrando decisiones día tras día en medio de la incertidumbre de una normalización de actividades a nivel local y global.

Ante este escenario, diversos organismos internacionales estiman que esta pandemia afectará significativamente a todos los sectores empresariales a nivel global, llevándonos a una recesión que superará a la crisis económica mundial del 2008, tan conocida como la Gran Recesión.

En medio de esta coyuntura, los gobiernos han otorgado diversos subsidios y facilidades de efectivo para salvaguardar los empleos, así como han dispuesto medidas para la negociación entre empleadores y empleados, con el fin de aminorar el deterioro de la liquidez de las empresas.

Cada paso que se tome a partir de ahora resulta un desafío para los directivos de las empresas, puesto que podría resultar en una recuperación más rápida y posicionamiento más ventajoso ante la competencia o en la posible extinción del negocio, por lo que la capacidad para negociar con terceros, diversificar proveedores, identificar nuevas oportunidades de negocio (así como de abandonar algunos), transformar la forma de brindar los servicios, automatizar los procesos logísticos y buscar sinergias corporativas serán cualidades muy apreciadas dentro de este entorno.

A partir de lo anterior, unos estados financieros que brinden información oportuna y relevante serán primordiales para una toma de decisiones segura dentro de un Plan de Continuidad del Negocio. Reconocer todos los efectos de esta pandemia será complicado para muchos, pero aceptar la situación financiera real de la empresa será un paso trascendental para comenzar a adoptar medidas importantes.

En medio de este contexto, durante estos días los profesionales en contabilidad, responsables contables directos de formular los estados financieros de las empresas, se encuentran identificando los diversos efectos inmediatos en los estados financieros por la paralización de operaciones a consecuencia del COVID-19. Para la mayoría de las empresas, los efectos directos de esta pandemia se verán reflejados en la información financiera intermedia al 31 de marzo de 2020, estando entre los principales efectos a dicha fecha, los gastos por paralización de la producción, el deterioro de existencias y la revelación de eventos posteriores al cierre.

Por el momento sabemos que, ante el nivel de incertidumbre existente, resulta complicado identificar todos los efectos que tendrá esta crisis en las empresas. En tal sentido, será necesario establecer un plan para la revisión integral de los estados financieros con la finalidad de medir los diversos impactos conforme pasen los meses, cuya complejidad dependerá del sector económico al cual pertenece una empresa, así como de su magnitud y segmentación.

En el marco de este plan de revisión integral cada empresa, junto con sus profesionales contables y especialistas externos, deberá medir o estimar en base a una jerarquía de prioridades los efectos financieros de esta pandemia que estarán relacionados, entre otros, a:

  • Gastos por paralización de planta u operación
  • Disminución de valor razonable de los inventarios
  • No recuperación de los activos diferidos por pérdidas tributarias
  • Deterioro de activos no financieros (activos fijos, inversiones financieras, plusvalía y propiedades de inversión, entre otros)
  • Deterioro de activos financieros (inversiones a valor razonable y cuentas por cobrar, principalmente)
  • Renegociación de préstamos
  • Incumplimiento de covenants
  • Renegociación y baja de contratos de arrendamiento
  • Celebración de contratos de carácter oneroso
  • Planes de reestructuración del negocio
  • Gastos por terminación laboral
  • Empresa en marcha (negocio en funcionamiento)
  • Disminución del valor de activos no financieros llevados a valor razonable (propiedades de inversión, activos biológicos, entre otros)
  • Operaciones discontinuadas y activos no corrientes mantenidos para la venta

Hacer cuentas no será un camino fácil, más bien deberá realizarse con bastante diligencia ante la delicadeza de la situación; sin embargo, será de vital importancia para diseñar un Plan de Continuidad de Negocio en el corto/mediano plazo y poder tener la capacidad de mejorar o automatizar los procesos y los planes de contingencia en el mediano/largo plazo.

En conclusión, es importante que los accionistas, proveedores, entidades financieras y trabajadores sean conscientes de los efectos financieros del COVID-19  a fin de que tomen las soluciones necesarias que permitan asegurar la continuidad del negocio.